miércoles, 6 de octubre de 2010

Enganchada a la red (II)

En este mundo de internet no hace mucho que llegué. Entré en un foro y me enganché. Era un foro para chicas. Chicas que les gustan chicas. Chicas que ven una serie de TV de este tema. Había muchas posibilidades, se podía aprender. Películas, libros, relatos. Mucha gente, sobre todo joven. Me enganchó el contenido, las personas. Con el anonimato de internet puedes hablar y decir lo que quieras, te atreves a decir lo que en la realidad no dirías a nadie. Te atreves a hablar con gente que en el mundo real no hablarías tan fácil. Y que luego conoces y no tiene por qué caerte bien.

Luego empiezas a ver que hay muchos matices. Que siempre hay alguien detrás de los sitios. Siempre hay un dueño último o dueña. Quien controla todo. Vas viendo cómo se puede influir en las personas, animar o desanimar o incluso destruir. Te vas dando cuenta que eres un número, o un nombre. Si sigues dentro del tema estupendo, si te apartas fuera.

Los intereses. Un sitio así necesita de gente que anime. Gente que ligue. Da igual quien sea y lo que haga. Da igual animar a una chica aunque lo que haga no es muy moral. Da igual crear personajes (que no existen) y que hacen que se enamoren de ellas. Incluso que lleguen a viajar para intentar conocerlas sabiendo que no es posible. Da igual tener abierto un sitio así para menores de edad cuando hay contenidos no muy apropiado para ellas. Sólo cuenta el número de visitas.

Y luego eso sí se puede adornar todo con palabras. Palabras bonitas.