lunes, 9 de abril de 2012

Poesía Julia de Burgos. Seleccionada x Beatriz Gimeno.

Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese:
un intento de vida;
un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes,
y mis pies planos sobre la tierra promisora
no resistían caminar hacia atrás,
y seguían adelante, adelante,
burlando las cenizas para alcanzar el beso
de los senderos nuevos.

(Julia de Burgos)



(Facebook BGR 9-4-2012)

viernes, 30 de marzo de 2012

Poema de 'La luz que más me llama' Beatriz Gimeno

He escrito de lo oscuro
He escrito de lo oscuro, de la desolación de la mirada
y del deseo, que se eleva inútil para morir vacío.
He escrito del miedo,
del dolor de una tarde que se pierde sin rumbo,
del cuerpo que se niega.
De todo esto he escrito, y más si me dejaran
cuando hubiera querido simplemente no escribir,
sino quizá vivir y ser amada
y encontrar en los cuerpos amados un refugio seguro
donde contar que el tiempo acaricia suavemente.
Y no querría escribir de nada más,
sino enroscarme en tus piernas,
descansar en tu vientre
y morir, puesto que hay que morir,
sabiendo que he vivido,
con un conocimientos exacto del gozo y del placer
-de la alegría-.
Y sin embargo escribió, a mi pesar, lo reconozco,
y seguiré escribiendo mientras viva
porque no tengo aliento más audaz ni más lejano,
ni tengo abierto otro canal hacia la vida.
Poema del libro “La Luz que más me llama” de  la editorial “Olifante”. 
Página web http://beatrizgimeno.es/

martes, 27 de marzo de 2012

Primeras Caricias. Beatriz Gimeno. Otro relato.

No puedo sino recordarte con un inmenso cariño y una ternura infinita; recordarnos a las dos, a aquellas niñas dispuestas a todo que éramos.

Nos sentamos detrás de la valla del colegio, donde la ciudad se acaba y con todo el campo delante de nosotras. Las dos muy tiesas, con las espaldas pegadas a la pared de ladrillo, mirando al paisaje inacabable y en silencio. Hasta que te volviste a mi, acercaste tu cara a la mía, me besaste en la mejilla y después apretaste tu boca contra mi mejilla al tiempo que murmuraste: "¡Como te quiero! Y ese contacto de tu piel en mi piel y esa palabra apenas murmurada, que no hizo más que rozarme levemente, me hinchó una inmensa bola de aire en el estómago que me mantuvo allí clavada hasta que te separaste, te levantaste y echaste a correr.

lunes, 26 de marzo de 2012

Primeras Caricias. Beatriz Gimeno. Relato número 10. (3)

INICIACION (III) 

Comenzó a quitarme inexistentes pelusillas que se supone tenía en el pelo, a arreglarme la bata que estaba arrugada... ese tipo de cosas. Y un día, y para entonces yo estaba segura de que ella pensaba de mí que era odiosa y que la odiaba, mientras hablábamos me pasó el dorso de su mano por mi mejilla mientras me miraba muy seria y muy fijamente a los ojos. No pude continuar hablando porque el contacto de su mano hizo que me quemara, me quitó el habla, me sumió en una confusión y un temor inexplicable. 

domingo, 25 de marzo de 2012

Primeras Caricias. Beatriz Gimeno. Relato número 10 (2)

INICIACION (II)


Mi vida entera se revolucionó también porque por primera vez deseaba claramente a una mujer real y conocida. No era ahora el deseo vago y que apenas me incomodaba, mezclado con un enamoramiento adolescente, que hubiera podido sentir en el colegio por una de mis profesoras; o el deseo, para el que apenas tenía tiempo, por una de mis compañeras durante la carrera. Ahora, al poco de conocerla, Paloma se convirtió en un deseo lacerante que no me dejaba dormir por las noches ni respirar por el día, cuando la tenía delante. Pero, por nada del mundo me hubiera permitido pensar en que nada real, nada de verdad, pudiera suceder entre ella, con apenas 25 años y yo, que rozaba los cuarenta; entre una joven lesbiana militante con múltiples experiencias sexuales, tal y como era evidente con sólo mirarla, y una mujer de provincias que se había quedado "para vestir santos". Aquello era algo inoportuno de lo que yo pretendía librarme en cuanto pudiera. 

sábado, 24 de marzo de 2012

Primeras Caricias. Beatriz Gimeno. Relato número 10 (1)

INICIACION (I)

Pienso muy a menudo que en el momento de la muerte lo que pasará ante mis ojos, como dicen que ocurre, serán imágenes de su cuerpo. Su cuerpo se me presentará en diferentes momentos de nuestra vida juntas. El peso de su cuerpo sobre el mío, cuando solía echarse sobre mí, caliente, cuando el sol de verano era inclemente en el exterior y sudábamos por cada poro de la piel; y su cuerpo desnudo andaba por la casa de noche, cuando se levantaba de mi lado y yo contemplaba su silueta perfilada contra la oscuridad gracias a la luz de la luna que entraba por una ventana que ella se obstinaba en dejar siempre abierta. 

Su mano avanzando procaz sobre una piel virgen, como lo era la mía, hasta que la conocí a ella; su boca llenándolo todo de saliva y de deseo y su respiración en mi oido, marcando el sonido de sus orgasmos y de los míos.

viernes, 23 de marzo de 2012

Elena Moya. Los olivos de Belchite 3

ENTREVISTA: ELENA MOYA Autora de 'Los olivos de Belchite'
"Como lesbiana y periodista sufro las consecuencias del franquismo"
MERCÈ PÉREZ - Barcelona - 06/12/2010

Elena Moya tiene 40 años. Por tanto, no vivió la etapa más negra del franquismo. Pero sí los coletazos de sus imposiciones que aún perduran. "Porque 40 años de dictadura y 400 de Iglesia católica pesan y mucho, incluso a los jóvenes ateos", explica. La sombra del pasado es alargada y de ello trata su primera novela, Los olivos de Belchite (Suma, en castellano y catalán), que llega tras cosechar buenas críticas en su versión en inglés. La historia, en Cataluña y el Reino Unido, transcurre entre los resquicios aún no resueltos de la dictadura y batallas financieras de hoy. Una novela que enlaza relaciones amorosas con la fragilidad del sistema democrático. La protagonizan tres mujeres de una familia cuyo destino engarza con las heridas abiertas de las dos Españas. "De la Guerra Civil me interesaba retratar sus consecuencias hoy, quizá por los 15 años que llevo fuera. En España tenemos una babydemocracia: hay enchufismo y nepotismo. El país está en manos de 20 familias y Cataluña, de 10. Aquí se acaba tu vida profesional si te quedas embarazada... No son síntomas de una democracia establecida", relata. Y lo dice con acento inglés porque, aunque Moya se crió en Tarragona, vive en Londres y trabaja en The Guardian.